Turismo Natural y Cultural, Arqueológico y Paleontológico en Chubut

Un recorrido de oeste a este, atravesando a lo ancho la Provincia del Chubut. De la cordillera al valle, quinientos kilómetros que sorprenden por la variedad de sus paisajes, por las propuestas culturales que se maridan con vinos y buena gastronomía, y sitios que nos abren la puerta al pasado, huellas que fueron dejando antiguas civilizaciones, paisajes erosionados por el tiempo y hallazgos únicos sobre los gigantes que habitaron estos suelos millones de años atrás.

El circuito sugerido toma aproximadamente cinco días, iniciando en la ciudad de Esquel, que cuenta con la posibilidad de llegar vía aérea o terrestre. Apenas 25 kms separan a esta ciudad de Trevelin, un pequeño poblado donde se instalaron los galeses a fines del Siglo XIX, y se propone pasar la primera noche. En el camino dos altos para conocer el paraje de Sierra Colorada donde se combinan actividades al aire libre con la cultura mapuche, y el Lago Rosario, un lugar que mantiene viva la historia de los pueblos originarios. Al terminar la tarde es imperdible un acercamiento a la cultura galesa a través de su gastronomía. La tradición del té galés, resume un momento fundamental en la vida de las comunidades galesas del Chubut, hoy se disfruta en las casas de té a través de estas suculentas y deliciosas meriendas que incluyen además de la mencionada infusión, la famosa torta “galesa”, scons, panes y manteca caseros, entre otras exquisiteces.

Al día siguiente, nuevamente de camino a Esquel, un sinfín de atractivos aguardan a la vera de la ruta 259. Primero un imperdible encuentro con la naturaleza en el Área Natural Protegida Cascadas Nant y Fall, donde se pueden contemplar los bellísimos saltos de agua que hace el río, desde pasarelas y miradores en un entorno mágico del Bosque Andino Patagónico. Esta zona también se caracteriza por tener los viñedos más australes del mundo, un verdadero tesoro patagónico. Viñas del Nant y Fall es un establecimiento productivo donde es posible hacer visitas guiadas al viñedo que cuenta con más de 6000 plantas de Pinot Noir y otras variedades de clima frío. Si se tiene la suerte de realizar este viaje en el mes de octubre hay un plus en el itinerario que regala las mejores postales del recorrido. Los campos de tulipanes en flor, la mirada se pierde en esa alfombra de colores brillantes y explosivos, custodiada por un imponente cordón montañoso. Uno de esos lugares donde agradeceremos vivir en la era de la fotografía digital que nos permite realizar capturas ilimitadamente.

Pero hay mucho más por visitar en estos escasos kilómetros. El Museo Molino harinero Nant y Fach, testigo de una época triguera, construido a semejanza de los antiguos molinos, reflejando las costumbres y hábitos del ayer, es uno de ellos. Los amantes de la gastronomía encontrarán sobrados motivos para recorrer minuciosamente cada palmo de esta zona para descubrir, por ejemplo, la estación de Piscicultura Arroyo Baguilt que tiene a su cargo mantener estable la población de Truchas y Salmones en todos los cursos y espejos de agua de Chubut. El visitante puede ver distintos piletones y conocer los laboratorios en días hábiles. Siguiendo con la temática se puede visitar el Establecimiento Jordán, que se dedica a la cría de truchas y producción de ahumados. El maridaje de estas delicias lo encontramos en Casa Yagüe, vinos australes, donde la visita se compone de un recorrido por los viñedos con paisajes únicos, para luego conocer la bodega y compartir una degustación de vinos. En la zona del tranquilo paraje Los Cipreses, se pueden visitar chacras de agroturismo como Caricias del Bosque, y muy cerca de allí Legua 13 Frutillas orgánicas, un emprendimiento familiar que combina la producción de frutas finas con propuestas turísticas.

Después de este corto pero variado recorrido se llega a la ciudad de Esquel para cenar y descansar, y emprender al día siguiente un viaje de 80 kms. hasta Gualjaina. El paisaje se transforma y se adentra en la estepa patagónica, que ofrece un encanto singular. Luego de una recorrida por este pintoresco pueblo, se sugiere visitar la Hostería Huancache, donde es posible almorzar y conocer su viñedo artesanal y orgánico. A 20 minutos de allí se encuentra el Área Natural Protegida Piedra Parada, donde se alza una imponente piedra de origen volcánico de 210 metros de altura. El lugar fue la caldera de un antiguo volcán, cuya chimenea se solidificó y dio origen a geoformas muy peculiares. Las antiguas paredes con huellas del material incandescente también atesoran pinturas rupestres que dejaron las poblaciones antiguas de la zona. Contiguo a este lugar, encontramos el ingreso al Cañadón de la Buitrera, una particular formación geológica con paredes que superan los 200 metros de altura. No hay visitante que no se deje asombrar por estas increíbles formaciones rocosas que albergan antiguos grabados, pinturas rupestres y fósiles, testimonios de antiguas civilizaciones y  la prueba irrefutable de los millones de años que fueron dejando su impronta en la geografía patagónica. El lugar también es de interés para los observadores de aves y los aficionados a la escalada y el rappel.

Continuando el camino, bien vale una parada en Paso del Sapo, una pequeña localidad con una joven actividad vitivinícola, donde se destacan los viñedos de Estancia Los Robles – Rincón de los Leones, con producción de cepas Chardonay de excelente calidad. De allí el siguiente destino es Los Altares para cenar y pasar la noche.

En esta jornada la propuesta es realizar los 280 kms que restan para llegar a la ciudad de Trelew por la Ruta 25, conociendo en el camino sitios únicos por su belleza y su singularidad, que distan de lo que tradicionalmente conocemos como la clásica postal patagónica. Es el caso de Los Altares que nos regala un escenario cinematográfico, con sus inmensos farallones, muros tallados por efectos climáticos y el paso de los siglos que va formando caprichosamente figuras que asemejan altares, de allí su nombre. Profundos cañadones y acantilados completan la imagen, que por momentos adquiere tonalidades rojizas por la luz solar. En la zona también se puede realizar agroturismo y seguir conociendo la novedosa producción vitivinícola chubutense.

Avanzando por la estepa patagónica se llega a la pequeña localidad de Las Plumas, donde hay importantes yacimientos de piedras rupestres y árboles petrificados. Y unos kilómetros más adelante, el Dique Florentino Ameghino, que se origina a partir de la construcción de la central hidroeléctrica, es el lugar ideal para visitar en verano, donde se pueden realizar actividades recreativas, pesca de truchas y propuestas de aventura como rafting, trekking, rappel, tirolesa y escaladas, entre otras actividades.

Trelew será el último escalón de este circuito. Desde allí se sugiere visitar las localidades del valle inferior del Río Chubut, de fuerte impronta galesa, en un  recorrido que permite explorar el espíritu de los pioneros que llegaron a esta tierra, conocer su historia, sus tradiciones y la forma en la que viven hoy, disfrutando además de un frondoso paisaje verde y del ritmo cansino de estos poblados.

Otro punto de interés es el Centro Astronómico, donde se realizan visitas guiadas en la sala del Planetario y el parque temático, se puede asistir a proyecciones en el domo y realizar observaciones nocturnas, en un acercamiento fascinante al astroturismo.

Imperdible, antes de emprender el regreso, una cita con la prehistoria en el Museo paelontológico Egidio Feruglio de Trelew, centro de actividades científicas y exhibiciones, con recorridos interpretativos que cuentan la historia de las formas de vida que poblaron la Patagonia a través de un viaje por el tiempo de millones de años hacia el pasado. Pero sin lugar a dudas, el gran broche de este viaje, es la posibilidad de conocer al dinosaurio más grande del mundo, el Patagotitan Mayorum, cuyos huesos fueron encontrados recientemente en la zona en excelente estado de preservación, constituyéndose en uno de los descubrimientos paleontológicos más relevantes.

Luego de esta aventura por los sitios menos explorados de este circuito chubutense, sugerimos aprovechar la estadía para realizar los clásicos avistajes de fauna que se ofrecen en la zona. Según la época del año, se podrá acudir a Punta Tombo para conocer la colonia continental de Pingüinos de Magallanes más grande del mundo, o bien acercarse hasta Península Valdés para el avistaje de ejemplares de ballena franca austral, que recalan en estas cosas entre los meses de junio y diciembre.